HOMENAJE A SARA MONTIEL
Sara, la incombustible de la Mancha, se ha ido, así, como de repente . Con una maleta preparada como si supieras que tras la puerta “Gari Cupeeer” te tiende la mano.
Soberana y alta señora .
La de Campo de Criptana no era eterna y la muerte la empujó al lugar donde viven los mitos que se mueren.
Visionario fue Cervantes en crear una ilusión para el Quijote que fuera idéntica a tu piel.
Tal vez ya vivieras aquellos tiempos y el manco, que no tuerto, puso sus ojos en tu cuerpo nada llano y con la excusa de la locura de un caballero flaco de amor puso en su boca aquello por lo que su corazón latía y fruto de la demencia causada por el amor no correspondido escribió sin mesura sobre tu belleza sin igual.
Sin par Dulcinea en 35 milímetros.
Cuántos caballeros habrán levantado lanzas ante el technicolor de tus labios ¿?
Cúantos habrá despreciado tu hermosura en cinemascope.?
Locura de amor. Ingrata belleza.
Heridos de punta de ausencia y llagados de las telas del corazón quedaron .No pudieron esperarte fumando, Maria Antonia y ahogaron suspiros a golpe de mano ante lo inalcanzable de tus ojos.
Pecado de Amor
“La razón de la sin razón que mi razón se hace, de tal manera enflaquece mi razón, que con razón me quejo de la vuestra hermosura”
Sara desmedida, Sara excesiva. Negada para el inglés. Parodia a veces de ti misma. Universal y genuina.
Aplauso a la Dama, Dama que hizo lo que le vino en gana pisando fuerte por la vida.
El escudo de tus pestañas te hizo indomable
Saritisima, pocas vidas habrán sido tan intensas , tan interesantes y tan barrocas como la tuya.
Diva, Musa, maestra de cachondeo . Conquistadora de las Américas .
Desde Montiel a “Joyibud” entre los paisanos y los militares, desde hoy, van lucidos en sus ojales los ramitos de violetas de tu ausencia.
Nos dejas un relicario de películas, de bellas fotografías y de atrevimientos que solo te permitimos a ti.
Aplauso para la Sara que hizo elegante fumar en puro puro , ovación a la que se negaba a envejecer, a de la chaise longe, a la de las desafortunadas transparencias, a la del pelucón y la dulzura. El telón se ha cerrado ante tu vida implacablemente.
Hasta siempre Sara Montiel.